No sé por qué razón, pero es cierto que en la mayoría de las ocasiones tendemos a valorar más lo que viene de fuera que lo que tenemos en casa.
Pasa con parejas, con comida, con productos, ideas… Pero hasta que no lo experimentas por ti mismo, parece que no es verdad.
Podrás hacer muchas cosas y a veces muy buenas, pero si esperas el reconocimiento de alguien, vas apañado, y menos de alguien de tu pueblo, ciudad o a veces país.
Os cuento algo que corrobora mis palabras. Recientemente tuve la inmensa suerte de ganar un casting de locución para acceder a la grabación de un spot internacional. Me eligieron entre más de 50 compañeros (voz masculina en español) del ámbito internacional. Y bueno, yo fui el seleccionado y tuve el honor de ser la voz para este spot (la marca y el propio spot lo desvelaré cuando me dejen).
El caso es que hicimos una sesión dirigida en remoto desde un estudio profesional de mi ciudad; Vitoria-Gasteiz, concretamente desde Silverstar Studios con Iker Bengoa a la cabeza, y muy bien arropado por mi amiga y compañera Raquel Navarro y Cynthia, conectados con Canadá y Los Ángeles. Bien. Pues en el briefing previo a la grabación, la agencia me presentó de esta manera que podéis ver en la imagen:
El caso es que una empresa de fuera ha valorado el desempeño y la voz de un locutor profesional calificándolo de superestrella. Y valorándote económicamente como tal.
No hace falta que todo el día te digan lo bueno o malo que eres, porque tu ya sabes el nivel que tienes.
Por estas latitudes la historia es bien distinta, y no sólo no te valoran ni siquiera como profesional por tu voz o tu desempeño, sino que encima tienden a pagarte como a un aficionado o alguien ajeno a este oficio, siempre racaneando hasta el último céntimo.
La conclusión que saco es la siguiente. No hace falta que todo el día te digan lo bueno o malo que eres, porque tu ya sabes el nivel que tienes, y seguramente ni eres tan bueno cuando te califican de superestrella, ni eres tan malo como cuando no aceptan tu presupuesto, o te dicen que tu voz no es competitiva u otras cosas del estilo, pero de vez en cuando, se agradece que alguien te valore, y te de la oportunidad de demostrar lo capaz que eres, de sacar un proyecto de este calado adelante.
Así que no esperes a que te digan lo genial o pésimo que eres, lo mejor normalmente es tenerlo en cuenta en su justa medida, porque lo que realmente importa es no rendirse y seguir trabajando, para que grandes clientes o no tan grandes, sigan quedando satisfechos con tu trabajo de locución.
Julio Hernández
Gran post, Álex. He podido vivir situaciones muy parecidas a las que narras en él. En EEUU, Canadá, etc…a nuestros compañeros, o a cualquier persona de la rama artística, se les suele valorar y respetar más. Se les pone en el centro de la ecuación porque, al final, va a ser tu voz la que represente su marca. No te cogen por el precio, te cogen porque eres la persona ideal para su proyecto. Y eso, lo valoran. Pasa igual en muchos países de nuestro entorno. Pero ya se sabe que la excepción ibérica es lo que tiene…lo es no sólo para el gas.
Locutor Alex Ugarte
Así es Julio, es cierto que en el entorno donde resido me siento muy arropado, los estudios de la zona valoran mi trabajo y cuentan bastante conmigo, y quizá en el resto de sitios no lo hagan por desconocimiento o por el engorro que les supone tener que buscar otros talentos, cuando se conforman con lo que ya les funciona. En cierto modo es comprensible, pero creo que deberían abrir más el abanico de oportunidades, porque hay gente con muchísimo talento, que a pesar de haber llamado a todas las puertas, siguen esperando una oportunidad.